Rusia mantiene su “granja de trolls”, la fabulosa maquinaria para manipular la información en las redes sociales, así como sistemas públicos y privados, por un precio muy modesto. De acuerdo a lo revelado por el Kremlin, su presupuesto es de 1,25 millones de dólares al año.
Una suma insignificante si se tienen en cuenta los enormes beneficios que trajo a la política exterior del gobierno de Vladimir Putin. Oficialmente, se conoce a esa “granja” como Agencia de Investigación de Internet (IRA) y tiene su sede en San Petersburgo. Su más notable golpe fue la manipulación de las elecciones estadounidenses de 2016.
Los hackers lograron imponer la imagen de un presidente aparentemente pro-ruso en Donald Trump, propinar una humillante derrota a Hillary Clinton (a quien el presidente ruso Vladimir Putin siempre detestó) y, sobre todo, exponer la disfuncionalidad de la democracia estadounidense. Y todo indica que el IRA lo está intentando otra vez en estas elecciones en las que Trump enfrente al demócrata Joe Biden.
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